Cuando la literatura se encuentra con la historia
Escribir una reseña sobre una novela como Nunca más tacones altos (Dyskolo, 2021) cuenta con una doble dificultad: por un lado hay que presentar a una escritora que publica por primera vez, Marita Ferraro; por otro hay que precisar que el libro viene de una pequeña editorial especializada (hasta ahora) en ebooks.

Esta doble apuesta no desdice, sin embargo, el resultado  final de la obra. Y a pesar de su brevedad, la intensidad de la novela  prolonga la emoción del lector más allá de la última página: ese es uno  de los aciertos de la autora. Al presentar dos testimonios en un único  relato, no queda claro qué hay de ficción y si hay algo real en los casi  13 días que la joven Amalia pasa en Montevideo.
Desde  su llegada hasta el momento de su partida, esta universitaria francesa  de origen uruguayo, tratará por distintas vías de recabar documentación y  libros de un desconocido escritor fallecido años atrás: Sergio Tagoni.  ¿Su objetivo? Presentar un brillante trabajo de investigación que le  abra las puertas de una futura tesis, del doctorado y, por qué no,  conseguir un puesto en alguna universidad francesa. Sin embargo, pronto  verá truncadas sus ilusiones y expectativas, pues el oscuro Tagoni  parece ocultarse entre los pliegues de un controvertido pasado que aún  exalta pasiones en Uruguay. Amalia no tiene ninguna referencia, ni su  madre ni su abuela le hicieron nunca partícipe de la memoria de aquellos  años. Tampoco tiene interés ni curiosidad: para ella la literatura y la  historia son compartimentos estancos, y se resiste a que desborden sus  límites.
Dice Terry Eagleton que los textos pueden ser o no de ficción, dependiendo de cómo se comporten y de cómo los tratemos. No cabe duda que Nunca más tacones altos  es un buen ejemplo de ello. Porque el hecho de que su autora  interviniera activamente en las luchas estudiantiles de finales de la  década de los sesenta e inicios de los setenta en Uruguay ya apunta en  cierta dirección. Si a eso añadimos que fue detenida en 1976,  desaparecida, torturada y encarcelada durante cuatro años y medio,  entonces esta novela, esta narración en la que se desenvuelve Amalia,  puede ser interpretada en ciertas claves.
Ferraro sigue la estela de grandes narradores uruguayos como Juan Carlos Onetti o incluso Mario Benedetti, y tiene un hilo de continuidad con la novela Tocando fondo de la desaparecida Graciela Saralegui.  No en vano Ferraro se doctoró en literatura hispanoamericana en la  Universidad de Grenoble, tras su llegada a Francia, y fue durante muchos  años profesora titular de docencia e investigación en literatura e  historia de América Latina de la segunda mitad del siglo XX. Pero la  forma de incluir su testimonio en Nunca más tacones altos,  sin nombres y sin fechas, demuestra una habilidad poco común a la hora  de construir el relato. «Toda ficción es, claro está, recuerdo», apunta Sylvia Molloy, una afirmación que no puede estar más cerca de la realidad de una novela que Dyskolo ha tenido el acierto de publicar.
            April 21st, 2021